Chihuahuas: pesos pluma que ladran a pesos pesados

Los chihuahuas son los perros más pequeños pero ellos no lo saben.

Si te piden que pienses inmediatamente en un perro muy pequeño quizás el primero que te venga a la cabeza sea el Chihuahua. Y si oímos hablar de un Chihuahua y no convivimos con uno, lo primero que pensamos es que se trata de un gruñón ruidoso que muerde tobillos cuando tiene ocasión, pero que en el fondo es débil y frágil debido a su tamaño. Bienvenidos todos al maravilloso mundo de los prejuicios.

Lo que sí es cierto es que el Chihuahueño (que así se llama originalmente desde que surgieron en el estado de Chihuahua en México) es tal vez el perro más pequeño de todos. Bueno, esto en principio no es muy exacto, porque los tamaños varían dentro de cada raza, pero un hecho nos puede dar la razón, y es que en el Libro Guinness de los records el perro que ostenta el honor de ser el más pequeño del mundo es Heaven Sent Brandy, un Chihuahua de Florida (EEUU) cuyo cuerpo es mucho más corto que su nombre pues mide poco más de quince centímetros, desde el hocico hasta la punta de la cola. Lo que se dice un perrito de bolsillo.

Su fama de gruñón y ladrador incansable es más injusta o, por lo menos, exagerada, y se debe más bien a nuestra tendencia a encasillar y etiquetar a cualquier persona o animal en cuanto asoma un rasgo llamativo. Todos tenemos en mente la imagen de un Chihuahua ladrando con fiereza a un Bóxer o a un Rottweiller intimidado y asustado por el atrevimiento de un perrito liliputiense. Y nos imaginamos a estos enormes perros pensando "si nos ladra es que debajo de ese diminuto cuerpo se esconde una fuerza sobrecanina".

Esta imagen puede darse realmente pero no es para nada frecuente, y si se da se debe a dos motivos. El primero, su devoción por los suyos. En ese grupo se incluyen los perros de su misma raza y, por encima de todo, su dueño, al que ama con locura y del que procurará no separarse mientras pueda (eso sí, no es el típico perrito faldero, el Chihuahua tiene carácter y sabe estar solo cuando la ocasión lo requiere). Esta entrega sin fisuras por los de su bando le hace, a veces, ser muy protector. Y si presiente una amenaza a alguno de sus seres queridos, activará su protocolo de defensa, que no es otra cosa que una potente batería de ladridos ultrasónicos que desentonan con su estatura.

El segundo motivo por el cual podemos ver a este perrito en miniatura enfrentado a un gigante de su misma especie es su inconsciencia. No está loco ni ciego, pero por algún extraño motivo él no es consciente de su tamaño. Esta peculiar característica, muy de vez en cuando, puede convertir al más inofensivo de los canes en una especie de improvisado guardaespaldas fogoso al que se le va la fuerza por el hocico. Sólo hay que vigilar que el perro grandote al que se enfrente no se tome a mal el desafío del pequeñajo. No todos le van a reír la gracia.

Tampoco es cierto que sea frágil, delicado o enfermizo por ser tan poquita cosa. De hecho, es de los perros más longevos, llegando a vivir en muchos casos hasta los veinte años. El único punto débil son sus ojos, que al estar tan cerca del suelo, son propensos a algunas infecciones.

Con una correcta socialización puede ser una mascota fácilmente adaptable, perfecta para la convivencia. Sólo hay que intentar no mimarle demasiado para que no sea caprichoso o quejica, algo que resulta fácil de evitar porque es un perro que busca, ante todo, tu aprobación. Buscará mil argucias para arrancarte unos mimos y si no se los das, no te preocupes, no insistirá demasiado, sólo esperará a tu lado hasta que por fin le des el cariño que se merece.

Este perrito de cabeza amanzanada, con peso pluma pero capaz de desafiar a cualquier peso pesado y con un pelaje que puede ser corto, largo y de cualquier color, es una de las razas más populares en la actualidad, sobre todo en EEUU. Si un día te encuentras a uno ladrando nervioso piensa que detrás de esos ladridos hay una historia de absoluta entrega y lealtad de un perro de cuerpo pequeño y corazón enorme que intenta proteger de cualquier peligro a su afortunado dueño.